El saldo vivo hipotecario de la banca se desploma a mínimos desde 2006
Primeras señales de alarma en la banca por la caída del saldo vivo hipotecario. El valor de los préstamos para compra de vivienda que cada mes generan intereses para el sector ha caído en más de 8.300 millones de euros en los cinco primeros meses del año. El descenso es continuo y no hay visos de cambio en el futuro más inmediato, porque las constantes vitales del mercado hipotecario no mejoran.
Por el contrario, los expertos creen que se van a agudizar en las próximas semanas las dos tendencias que están tirando a la baja del saldo vivo: la reducción del número de hipotecas contratadas y la amortización de préstamos. Las dos tienen que ver con la subida de los tipos de interés, que o han elevado hasta niveles cercanos ya al 4% el coste medio de las hipotecas o han disparado el Euribor hasta máximos de 2008.
El saldo de hipotecas vivas que generan intereses, que empezó el año ligeramente por debajo de los 511.000 millones de euros, está ahora ahora en los 502.657 millones. Una regresión que se come ya toda la mejora del gran año de 2021, cuando la maquinaria de vender hipotecas de la banca funcionaba a rendimiento máximo y tiraba de la nueva contratación en un escenario todavía de tipos negativos.
Un año de descensos
En la segunda parte de 2022 comenzó el cambio de tendencia, coincidiendo con la primera subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE) en 11 años, hace justo 12 meses. Pero no ha sido hasta este año cuando la caída del saldo vivo ha cogido máxima velocidad. En mayo ha sido de casi 1.700 millones de euros frente a abril. Por lo tanto, el sector está en el epicentro de un retroceso que promete ser histórico.
“El problema es que no se advierte ningún signo de que las cosas puedan cambiar a lo largo de 2023. Las familias están aterrorizadas con la subida del Euribor y quienes están hipotecados a tipo variable no dejan de amortizar total o parcialmente sus préstamos. A medida que el Euribor sube (ya está al borde del 4,2% en tasa diaria) está tendencia se va agudizando”, señalan fuentes financieras.
Al mismo tiempo, la demanda de hipotecas cede porque, como señala el Banco de España en su informe de la situación financiera de los hogares y empresas, “la oferta de crédito se estaría volviendo más restrictiva”. Es decir, más cara y por lo tanto menos asequible para las familias medidas. El resultado es que la nueva producción de hipotecas está muy lejos de compensar el volumen de préstamos que se amortiza.
Las cifras son espectaculares. En los primeros cinco meses del año, la nueva contratación ha caído un 22% hasta poco más de 21.000 millones de euros. El sector financiero ya contaba con sufrir está marcha atrás cuando empezó el año, pero la velocidad de la caída empieza a desbordar las previsiones. Todo hace indicar que el saldo vivo no podrá mantener la cota de los 500.000 millones de euros por mucho tiempo.
Mientras, el mercado de la vivienda refrenda casi al milímetro lo que ocurre en el hipotecario. Según los últimos datos de los notarios, correspondientes a mayo, las compraventas cayeron un 11,4% interanual. Un porcentaje que más que duplican los préstamos hipotecarios, que caen un 24% en el mismo período después de sumar su noveno descenso interanual. ¿Cómo se explica esa diferencia porcentual tan abultada?
“Muchas casas se están pagando al contado, con el ahorro acumulado. Son sobre todo compras de inversores, que antes financiaban la operación con el banco a tipos muy atractivos y que ahora no están dispuestos a asumir precios del 4% o más, señalan fuentes del sector. Todos los elementos parecen conjugarse para pasar factura al negocio hipotecario de la banca que, si todo sigue igual, seguirá menguando en lo que queda de 2023.