Las empresas elevan sus emisiones de pagarés un 8% pese al alza de tipos
Las empresas españolas acuden cada vez más a las emisiones en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) para diversificar sus fuentes de financiación y cubrir necesidades a corto y medio plazo. Los bonos y pagarés contribuyen a reducir la tradicional dependencia del crédito bancario, pero la escalada de tipos y la incertidumbre sobre su techo están impactando de lleno en el apetito de los inversores por este tipo de deuda. Con las sucesivas subidas del precio del dinero, el MARF ha incrementado el coste de las emisiones por encima del 4% anual y las colocaciones a largo plazo se frenan. La curva de tipos está haciendo que se emita a plazos más cortos -la media está en 2 o 3 meses- y la competencia y rentabilidad de otras alternativas de inversión como las letras del tesoro también generan una presión al alza en las emisiones.
La sensación de riesgo crece y, por tanto, los inversores exigen primas muy superiores, encareciendo una fórmula de financiación que ha logrado multiplicar por más de tres su volumen en apenas cinco años. El MARF inició su andadura en España en 2013 con el objetivo de convertirse en una alternativa para las empresas ahogadas por la crisis financiera de 2008 y de deuda soberana. En su primera década de vida el mercado alternativo ha cumplido el reto de ayudar a compañías de todos los tamaños a ampliar su capital circulante a corto y medio plazo financiándose, en general, de forma rápida y barata. Aunque el número de empresas que captan fondos sigue creciendo (alcanzó los 136 emisores con 8.200 millones de euros de saldo vivo al cierre de 2022), sólo las entidades más consolidadas pueden permitirse emitir a plazos más largos. Los inversores prefieren concentrarse en plazos cortos para poder obtener mejores condiciones al renovar sus inversiones.
Joaquín Alegre, director de Andersen en España y asesor registrado en el MARF, confirma a elEconomista.es que “de enero a junio de 2023 se han registrado emisiones de pagarés por 7.217 millones de euros, superando en un 8% los 6.656 millones registrados en el mismo periodo de 2022. En emisiones de medio y largo plazo (cédulas, bonos y titulizaciones) la cifra alcanzó los 170,5 millones de euros en 2022. En cuanto al saldo vivo de pagarés, asciende a 3.713 millones de euros. En bonos estamos en los 4.606 millones de euros”, añade. Por su parte, Ricardo Benedé, director de Investment Banking de Beka Finance, recuerda que “la estrategia de emitir a más corto plazo implica un mayor riesgo de refinanciación para los emisores, ya que supone llevar a cabo subastas con una mayor frecuencia”
Vencimientos de deuda
Los expertos fían a los próximos movimientos del BCE la evolución y el atractivo del mercado de cara al segundo semestre del año tras un período de estancamiento y escasez de emisiones a largo plazo.
Durante la primera mitad de 2023 se ha apostado por colocar pagarés a pocos meses, frente a los vencimientos más largos frecuentes hace un año. Esta apuesta de los inversores por plazos más cortos provoca, según reconocen los expertos, que “el mercado de bonos del MARF esté seco” a la espera de una mayor visibilidad. También pone contra las cuerdas a algunas compañías españolas que recurrían a nuevas emisiones para poder realizar las devoluciones y que ahora se ven obligadas a afrontar vencimientos con tasas por encima del 5% y 6%.
El precio del dinero marca el ritmo en el mercado y las compañías tratan de adaptarse a las demandas y expectativas de los inversores para minimizar los riesgos en las refinanciaciones. Durante el periodo estival se anticipa una desaceleración, habitual en estos meses, pero se espera que la estabilización de los tipos de interés provoque un cambio en la demanda de los inversores, con un aumento de los plazos más largos y un mayor apetito.
“Los precios de los pagarés se están viendo afectados al alza por ambas métricas, es decir, tanto por el incremento del Euríbor como por el aumento del diferencial aplicado”, indica Benedé, director de Investment Banking de Beka Finance.
Fin del ‘café para todos’
Benedé confirma, sin embargo, un giro esperanzador de cara a los próximos meses. “Hemos notado un aumento en la demanda de los inversores por plazos ligeramente más extensos, específicamente los de 6 y 9 meses. Se vislumbra la apertura gradual para aquellos emisores que buscan refinanciar sus bonos vencidos y asegurar su estabilidad financiera. Durante el transcurso de 2023 se han llevado a cabo dos emisiones de bonos corporativos a largo plazo en el mercado: Empresa Naviera Elcano por 20 millones de euros y un plazo de cuatro años y el bono de 23 millones emitido para la compañía hotelera Hotusa a tres años”.
Alegre recuerda que hay mucha variedad de emisiones, desde varios cientos de miles de euros hasta emisiones de decenas de millones de euros. “Los precios de MARF, así como los costes para las entidades (de registro del programa, asesores, etc.) siguen siendo sustancialmente más bajos que cualquier otra solución de financiación. Por eso sigue aumentando el número de emisores. Aquellas entidades que conocen este mercado y tienen un tamaño y situación financiera que cualifique para emitir, lo hacen”. En su opinión, el riesgo de que los bonos pierdan valor, especialmente los de mayor calidad, es relativamente bajo. “En el segmento de renta fija de alta calidad ya existen rentabilidades por cupón consistentes con las expectativas de inflación a largo plazo y, además, en emisores cuya capacidad de repago de esa deuda ha mejorado”, confirma. La otra nota positiva la ponen las “oportunidades existentes en el mercado de renta fija corporativa, donde los bonos de calidad pueden ofrecer rentabilidades en torno al 4%, superando los rendimientos de los depósitos”. En las condiciones actuales “incluso un 1% adicional a lo largo del tiempo importa”, matiza Alegre.
Los emisores blindan su liquidez
Los grandes emisores en pagarés han completado con éxito renovaciones en sus programas para blindar su liquidez. Entre enero y junio destacan Elecnor (400 millones de euros), Gestamp (350 millones), Euskaltel (200 millones), A&G (200 millones) y Opdenergy (100 millones). Y las llegadas de compañías como CESCE, con un nuevo fondo de pagarés titulizados por 170 millones, y la ampliación del programa de Gransolar hasta 150 millones. “En bonos no ha habido tanto, pero destacaría el programa de Pensium (200 millones) o de GAM (100 millones) y las emisiones individuales de Elcano (20 millones), Batle (23,6 millones) o el irlandés Traianus (49,5 millones)”, explica Alegre. El incremento se debe sobre todo a la entrada de nuevos emisores como Oesia Networks y Grupo Losán con programas de 30 y 25 millones.