El miedo a una huida de inversores forzó a Roma a bajar la tasa a la banca
Un día de pánico en los mercados financieros fue suficiente para que la ultraderecha italiana diera marcha atrás sobre el impuesto que grava hasta un 40% las ganancias extraordinarias de la banca transalpina para 2022 y 2023.
El martes por la noche el Ministerio de Economía difundió una nota indicando algunos cambios relevantes con respecto al primer borrador de la medida, presentado a la prensa tan solo 24 horas antes por el vicepresidente de Gobierno y líder de la Liga Matteo Salvini.
No se trata solo de la reacción de los mercados, con la banca que se dejó alrededor de 9.000 millones de euros de valor en bolsa. Lo que empujó el Ejecutivo de Meloni fue también el miedo a posibles efectos de largo alcance sobre la consolidación del sector y sobre la compra de bonos por parte de las entidades; un elemento clave para un país con una elevadísima deuda pública.
Según la prensa transalpina, tuvo también efecto la presión del sector sobre el titular de Economía Giancarlo Giorgetti, que hace unos meses había descartado la posibilidad de introducir un impuesto de este tipo.
Las entidades financieras, detrás del silencio oficial, mostraron al ministro su desconcierto por no haber sido avisadas de una medida tan impactante. Giorgetti que tiene un perfil tecnócrata (fue titular de Desarrollo Económico en el gabinete de Mario Draghi) goza de una óptima relación con los círculos económicos del país y, a pesar de ser el número dos de la Liga, se le considera alejado de los tonos populistas de Salvini. Los analistas políticos destacan la ausencia de Giorgetti durante la rueda de prensa celebrada el lunes por el vicepresidente de Gobierno.
Además que los cambios que el Ministerio de Economía introdujo el día después desmienten en gran parte el borrador presentado por Salvini. La nota del Ministerio indica que el impuesto no tendrá “impactos relevantes” sobre las entidades que ya adecuaron la remuneración de depósitos y cuentas corrientes a las recomendaciones del Banco de Italia, “reafirmadas por el ministro Giorgetti durante la asamblea de ABI (la patronal del sector) el pasado 5 de julio”.
Una factura de 3.000 millones
Tras la intervención de Giorgetti, la medida ahora prevé que el impuesto no supere el 0,1% de los activos totales, mientras anteriormente el límite máximo estaba fijado en un 25% del patrimonio neto de las entidades.
Además la norma se activará si el margen de intereses registrado en 2022 supera el valor del ejercicio 2021 en al menos un 5% (un 10% si se compara 2023 con el año anterior).
Los porcentajes previstos por el primer borrador presentado por Salvini eran respectivamente del 3 y del 6%. Con estos cambios la recaudación prevista por la medida se sitúa alrededor de los 3.000 millones de euros, con respeto a los casi 10.000 millones anteriormente indicados por los analistas.
Mirando a las cuentas de la banca del primer semestre 2023 la carga para las seis entidades más grandes del país (Intesa Sanpaolo, Unicredit, MPS, Banco BPM, BPER y Mediobanca) sería de 2.470 millones de euros. Todo, sin embargo, dependerá del texto definitivo que se aprobará en el Parlamento después de las vacaciones, cuando el decreto se convertirá en ley.
Buscando recursos y unión
Gravando el margen de interés neto, una medida de los ingresos que los bancos obtienen de la diferencia entre los tipos de interés de los préstamos y los de los depósitos, la derecha italiana prendete responder a las críticas de quienes destacan que el Gobierno no está haciendo lo suficiente para tutelar el poder adquisitivo de las familias. El objetivo declarado es aumentar la financiación del fondo de ayuda a las hipotecas para primera vivienda, además de encontrar recursos para un recorte de impuestos.
“No hay más que ver los beneficios de los bancos en el primer semestre… para darse cuenta de que no estamos hablando de unos pocos millones, sino… de miles de millones“, declaró Salvini ante la prensa. Muchos analistas políticos transalpinos leyeron la declaración del vicepresidente de Gobierno como parte de la competición, marcada por tonos populistas, interna a la ultraderecha italiana, en particular entre el partido de la presidente Meloni, que sigue liderando las encuestas, y la Liga de Salvini. Forza Italia, el partido fundado por Silvio Berlusconi que representa el ala más moderada de la derecha transalpina, mostró sus dudas sobre la medida, prometiendo modificaciones en el debate parlamentario.
El impuesto encontró, al contrario, el favor de las oposiciones: tanto la izquierda socialdemócrata como el populista Movimiento 5 Estrellas aplaudieron la medida alabando el parecido con el impuesto aprobado en España por el Gobierno de Pedro Sánchez.